Crecí viendo a mi papá anotar cada gasto en una libreta azul que guardaba con celo en el último cajón de su escritorio. A veces, me dejaba acompañarlo al banco o me explicaba por qué era importante “guardar para los tiempos malos”.
Aprendí muchas cosas de su manejo financiero que quiero poder transmitirle a mis hijos cuando empiece a construir una familia, y otras que con el tiempo decidí que quiero hacer diferente.

Yo celebro a mi padre hoy y todos los días porque su ejemplo y enseñanza me inspiran a ser una mejor persona.

-Valorar mi esfuerzo, y el de los demás

El dinero no cae del cielo ni crece en los árboles, y es un recurso que hay que esforzarse para conseguirlo. Con esto, mi papá siempre me hizo conciencia de que mi esfuerzo y desempeño tampoco vale por sí solo, y que siempre va acompañado de esfuerzos de otras personas.

Por ejemplo, las oportunidades que tengo hoy para ejercer una carrera es fruto no solo de mis estudios y experiencia, sino de las oportunidades que me dieron mis padres, que a la vez son el resultado de las oportunidades que tuvieron ellos.

Asimismo, mi esfuerzo algún día abrirá el camino para mis hijos, y así sucesivamente. Esto no solo impacta de manera lineal, más bien a toda la red de apoyo en mi vida que ha hecho algo para que la manera en la que gano dinero sea posible; mis compañeros, mis jefes, la persona que sirve el café, todos estamos esforzándonos para que las cosas sean posible. Eso hay que valorarlo más que el dinero que se gana de ese esfuerzo.

-La importancia del ahorro

Siempre me enseñó que era mejor prevenir que lamentar. Guardar para los “tiempos malos” y otra frase común “Guarda pan para mayo”, era una regla de oro.

Con el pasar de los años, he entendido que hay una diferencia significativa entre los ahorros y un fondo de emergencias (lo que mi papá llamó ahorros su vida entera, probablemente porque estuvo en situaciones de emergencia por mucho tiempo).

No quiero que mis hijos vivan con miedo de usar el dinero para vivir experiencias que se merecen si se las pueden costear, quiero enseñarles a ahorrar con propósito, con metas específicas de manera recurrente y formal.

-Evitar las deudas

Mi papá le tenía aversión al crédito, prefería comprar solo lo que podía pagar en el momento, lo cual en ocasiones pudo descapitalizarlo. Aprendí desde muy temprano a no vivir por encima de mis posibilidades, y eso lo aprecio infinitamente. Fue una transición necesaria para mi entender que el crédito no es el enemigo, que una deuda bien manejada puede servir como una herramienta poderosa para metas importantes como estudios o una vivienda; lo que debo evitar es el sobreendeudamiento innecesario.

-Llevar un control detallado

Su libreta de gastos era sagrada. Me enseñó que cada peso cuenta y que hay que saber en qué se va el dinero, esa era su idea de hacer un presupuesto. Hoy entiendo que esa es una buena forma de entender mi comportamiento financiero para poder planificarme para los compromisos y gastos futuros.

Con mis hijos, quiero usar la herramienta del presupuesto para ejercer mi poder de indicarle al dinero para qué se va a usar, no solo para preguntarle a dónde fue.

-Hablar abiertamente sobre dinero

En casa, el dinero era tema de adultos, nunca quisieron preocuparme o cargarme con temas de los cuales yo no tenía ningún control o responsabilidad siendo pequeño.

Hoy entiendo que hay maneras de conversar sobre situaciones financieras aptas para todos los integrantes de la familia, en un lenguaje que los más pequeños puedan entender, y que eso puede hasta llegar a ser muy enriquecedor. Mi meta es que mis hijos aprendan desde pequeños.

Mi mayor aprendizaje es…. Mi papá

Sé que mi papá siempre hizo lo mejor que pudo con lo que sabía y lo que entendía sobre finanzas. Su ejemplo fue un punto de partida valioso que no cambio por nada.

Hoy, con más herramientas y acceso a información, puedo construir sobre lo que él fomentó en mí, y ofrecerles a mis futuros hijos una relación con el dinero basada en el equilibrio responsable, la conciencia y la libertad.